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01 Octubre 2014

Doctor Pablo Furelos Toral, jefe del Servicio de Cirugía Maxilofacial del Shanghai Pudong Charity Hospital

"El sector sanitario chino se ha abierto a la inversión extranjera y a la llegada de profesionales cualificados"


Después de sus experiencias en diversas ciudades españolas y europeas, ¿por qué eligió China para emprender esta nueva etapa en su carrera profesional?

Cuento con mi propia clínica en Tenerife, pero desde hace años también desarrollo parte de mi trabajo en el exterior. En este sentido, para mí París siempre ha sido un emplazamiento prioritario. Desde los cinco años acudo con frecuencia a la capital francesa, ya que estudié en la Alianza Francesa. Actualmente, mi Oficina de Representación (OR) de París es la única del sector sanitario en Francia, ya que la legislación sanitaria gala es muy restrictiva en este sentido. He logrado ponerla en marcha ajustándome a las normativas de la Unión Europea, que desean una uniformidad legislativa y un entorno de sana competencia en este sector.
Esta Oficina de Representación ha logrado una excelente acogida por parte de los pacientes del norte de Europa. Como trato de solucionar los casos de implantología dental de extrema dificultad, descartados casi siempre por el entorno médico del paciente, no represento una competencia para los profesionales. Soy más bien un complemento: yo coloco unos implantes dentales que se consideran imposibles y el dentista local puede trabajar posteriormente mediante la incorporación de la prótesis dental. Todos salimos ganando con esta colaboración, especialmente el paciente.
Con esta experiencia, analicé el emplazamiento de una segunda Oficina de Representación. Tenía serias ofertas para ubicarla en Nueva York, pero decidí que el sitio idóneo era Shanghai, ya que es el centro financiero del mundo en la actualidad.
¿Qué condiciones reunía China para tomar esta decisión?
Pese a estar incluido en el grupo de países en desarrollo, China representa una realidad completamente distinta a la que conocemos en Occidente. Los datos económicos son aplastantes: su PIB superó al de Japón en 2010 y estará por delante de Estados Unidos este año. Para ver lo que ocurre en China es necesario observarlo en directo, ya que la información que nos llega no refleja, ni lejanamente, la realidad. Por ejemplo, existe una ciudad llamada Chongqing, con más de treinta millones de habitantes, es decir, más poblada que veintidós de los veintiocho países miembros de la Unión Europea, y prácticamente nadie ha oído hablar de ella en Occidente. Creo que las empresas que no tengan presencia en China en la próxima década lo pasarán mal.
Al plantearme mi presencia en China asumí que las carencias en materia sanitaria eran importantes. Sabía que el entorno sanitario chino era hermético, pero decidí intentarlo porque era un reto que merecía la pena. El apoyo institucional fue fundamental para lograrlo. Así, en 2012, con ayuda del Instituto de Comercio Exterior, abrí mi primera oficina en dependencias de la embajada de España en Shanghai. A continuación, a través del bufete Garrigues en Shanghai, legalicé una Oficina de Representación, era diciembre de 2012. La autorización había sido denegada en un principio, por pertenecer al ámbito sanitario, pero en un segundo intento declaramos que el objetivo de la misma era impartir docencia en técnicas avanzadas de cirugía maxilofacial, y entonces se aceptó. Era y es todavía la única Oficina de Representación española en el ámbito sanitario chino.
¿Y posteriormente llegó su nombramiento como jefe de Servicio en el Shanghai Pudong Charity Hospital?
Efectivamente. A los pocos meses, el Gobierno chino se puso en contacto conmigo a través del doctor Zhu Xiaobo, que me propuso integrarme en su hospital, el Shanghai Pudong Charity Hospital, en calidad de chief physician of Maxilofacial Surgery, lo que acepté de inmediato.
China ha experimentado un crecimiento espectacular en los últimos 20 años, algo que no tiene precedentes en la historia de la humanidad. Se trata de un proceso de modernización que ha durado 2.000 años en Europa y 200 años en América. Ha sido tan rápida la evolución que la sanidad se ha quedado atrás, y un claro objetivo del Gobierno de Xi Jinping es corregirlo. Pero la formación sanitaria no tiene atajos: en cinco años de dura formación tienes un aceptable cirujano, pero en tres sólo consigues uno mediocre. Por ello, el sector sanitario chino, hermético hasta ahora, se ha abierto a la inversión extranjera y a la llegada de profesionales cualificados. En septiembre se inauguró en Shanghai el primer hospital con inversión cien por cien norteamericana –3.000 millones de yuanes–.
En este contexto se enmarca mi nombramiento como jefe de Departamento en un hospital público. Me consta que este paso se dio tras una minuciosa investigación de mi trayectoria. Se valoró tener un perfil senior, gozar de prestigio profesional, haber sido jefe de Servicio y profesor universitario, así como las acciones altruistas que durante años he realizado en África y mi admiración y respeto hacia el pueblo chino. 
¿Con qué medios cuenta en su Servicio de Cirugía Maxilofacial del Shanghai Pudong Charity Hospital?
Mi nombramiento tuvo lugar en diciembre de 2013 y las primeras sesiones quirúrgicas se llevaron a cabo en mayo de 2014. Aún estamos organizando el Servicio, lo que tiene una especial complejidad en China. El sistema sanitario es completamente distinto al nuestro, ya que, por ejemplo, la sanidad pública no es gratuita. Los pacientes asumen un coste que oscila entre el veinticinco y el sesenta por ciento del total del tratamiento, para lo que comienzan a ahorrar desde jóvenes.
También la compra de equipamiento es compleja, ya que sólo se pueden utilizar elementos legalizados en China –este proceso de legalización puede prolongarse tres años desde la solicitud–.
También mi disponibilidad es limitada por el momento. Cuento con una magnífica clínica a pleno rendimiento en Tenerife y debo armonizar mi presencia en ambos países. No pienso abandonar España.
Aunque ya funcionamos, no creo que estemos totalmente preparados hasta mediados de 2015.
Actualmente, cuento con cinco gabinetes, algunos con sillón dental, una recepción y una sala de espera. Es una dotación suficiente por el momento.
¿Qué tratamientos clínicos son los más habituales en ese Servicio? 
En China, la posición de la Cirugía Maxilofacial es equiparable a la norteamericana y muy distinta a la española. Supone un grado superior de la formación odontológica. El resto de las parcelas que asumimos, en España las ejercen los otorrinolaringólogos y los cirujanos plásticos. Realmente, España tiene una formación médica muy especial. Por ello, he decido centrarme en la cirugía oral y, especialmente, en el tratamiento implantológico, que representan una necesidad urgente en este país.
En materia implantólogica, ¿cuáles son las necesidades de la población que usted atiende en la zona de Shanghai? 
No cuesta suponer que cuando se vive en unas condiciones de gran pobreza, el estado de las bocas es muy precario. He realizado revisiones orales en colegios de inmigrantes chinos próximos a Shanghai, con una renta inferior a cien euros mensuales por familia, y he encontrado caries destructiva en el ochenta por ciento de los niños. Y en los adultos la situación no es mejor. En este contexto, las necesidades son muy básicas.
Pero en todos los sectores el pueblo chino busca la excelencia y hemos de aplicar las técnicas más sofisticadas. En estos momentos, China quiere que el sello “Made in China” sea equivalente a “Made in Germany”; por lo tanto, no admitirían tratamientos de nivel medio. Hemos de realizar una labor de máxima calidad.
¿En qué se diferencia la implantología que usted realiza en China de la que lleva a cabo en España?
Sobre todo, destacaría el desconocimiento de este maravilloso recurso terapéutico por parte de la población. Absolutamente todos los pacientes que acuden al hospital son referidos por su odontólogo. Salvo los aspectos étnicos, tales como la boca más pequeña, no existen prácticamente diferencias en los tratamientos. 
Además de sus tareas clínicas, también realizará labor docente. ¿En qué aspectos científicos se requiere más formación en China?
Estamos en la fase de los preparativos, pero espero que pronto tengamos a punto esa faceta docente. El sistema que hemos ideado es excepcional y permitirá participar a numerosos profesionales españoles, tanto cirujanos maxilofaciales como odontólogos, y siempre en estrecha colaboración con profesionales chinos.
Mi estrategia es reunir a los mejores profesionales y propiciar estancias cortas, de uno o dos meses, para trabajar de forma intensiva tanto en la labor clínica como, especialmente, en la docente; todo ello bien remunerado. Puede ser una experiencia fascinante.
Creo que hará falta formación a varios niveles, pero especialmente en implantología dental, donde centraremos nuestros mayores esfuerzos. La formación se dirigirá tanto a cirujanos maxilofaciales como a odontólogos.
¿Por qué faltan profesionales de la salud bucal en China?
En China existen excelentes profesionales en Cirugía Plástica y Maxilofacial, sirva como ejemplo el Shanghai Ninth People’s Hospital, asociado a la Shanghai Jiai Tong University, donde tengo numerosos amigos. El director de mi hospital, el doctor Zhu Xiaobo, fue el Jefe de Servicio de la Unidad de Quemados de aquel hospital hasta ser nombrado director del Shanghai Pudong Charity Hospital.
También hay buenos dentistas, formados en su mayoría en Estados Unidos y que ejercen principalmente en el sector privado. Además, todos los hospitales públicos tienen un Servicio de Odontología.
El problema en China es que el número de profesionales es totalmente insuficiente. La sanidad es una de las grandes asignaturas pendientes del Gobierno chino y están haciendo diversos "experimentos" en las distintas provincias para encontrar el sistema sanitario idóneo para el futuro: todo público, todo privado o mixto en diversas proporciones. Ven insostenible el modelo europeo y con cierto escepticismo el americano.
En materia sanitaria, China era un mundo hermético del que apenas existen referencias informativas en el mundo. El presidente Xi Jinping, consciente de la necesidad de apertura, desde el año pasado está abriendo las puertas a la inversión extranjera (restringida hasta entonces a las capitales de Hong Kong y Taiwan); confía en que la sanidad privada ayude a subsanar las deficiencias actuales. De hecho, el día 25 de septiembre, Mariano Rajoy visitó China y el sector sanitario forma parte del paquete de acuerdos que van a firmar los dos países. 
¿Qué percepción tiene de la odontología china? 
Es imposible hablar de la odontología china de forma genérica. Para entender la realidad china, el primer paso es cambiar el chip mental. Se trata de un país soberano, con un único gobierno y una historia común, pero a todos los efectos tiene una estructura de continente, como Europa. Si entendemos este concepto, entenderemos China.
Su dimensión territorial es similar a la de Europa; el número de habitantes duplica al europeo; existen 56 etnias diferentes (Europa tiene 40 países), etcétera. Vemos a todos los chinos iguales, pero hay grandes diferencias entre un mongol y un tibetano. Administrativamente, China está dividida en 31 provincias, cada una de ellas equivalente a un país europeo; hay cinco zonas autónomas; cuatro municipios que en realidad son auténticos países, como Shanghai o Chongqing, y dos zonas especiales: Hong Kong y Macao. Se constata una gran diversidad lingüística y cultural, pero tienen algo en común: la filosofía, basada en el confucionismo, el taoísmo y, en menor medida, el budismo.
En materia odontológica, Shanghai es la zona más desarrollada, pero aún así conviven diferentes niveles de cualificación, desde el estatus más alto al del odontólogo que trabaja con una silla en mercados públicos. Como es lógico, en general se acusan las carencias del resto del sector sanitario.
Usted representa un tipo de profesional singular que recibe en su clínica tinerfeña a pacientes procedentes de todo el mundo. ¿De qué manera le ha ayudado esta experiencia para esta nueva etapa en China?
En Tenerife recibo a muchos pacientes de toda España y de otros países. Hace diez años aposté de forma tajante por la telemedicina, y en ese concepto basé mi desarrollo internacional. He logrado una eficiente comunicación telemática preoperatoria y posoperatoria con mis pacientes, pero siempre tienen que desplazarse ellos a operarse a mi clínica de Tenerife. Actualmente, con una excelente cámara en los móviles es muy fácil seguir con detalle los posoperatorios. El modelo de funcionamiento empezó así en China; de hecho, pacientes chinos vinieron a operarse a Tenerife. 
Como es natural, mi modelo ha cambiado a raíz de mi nombramiento por el Gobierno chino, aunque la telemedicina seguirá siendo un aspecto clave. Pienso estar en Tenerife y Shanghai en meses alternos. Cuando esté en Shanghai, contaré con un equipo en Tenerife que preparará las videoconferencias diarias con los pacientes de mayor relevancia; y a la inversa cuando esté en Tenerife. En primer lugar, recibo toda la información (informes, análisis o radiografías), la estudio y finalmente concertamos la entrevista. Las charlas médicas telemáticas tienen una duración concreta, siempre muy breve –seis minutos–, para lo que se pide al paciente que prepare sus preguntas de forma precisa. El nivel de satisfacción es pleno; los pacientes participan en una experiencia muy singular.
¿Ha pensado utilizar sus contactos con el ámbito sanitario chino para impulsar otro tipo de proyectos en el mundo empresarial?
Evidentemente. Hace meses contacté con varias empresas españolas de implantes dentales ofreciéndoles mi ayuda para entrar en China. Como parecía una propuesta increíble, la respuesta fue algo fría.
En este apartado empresarial me acompaña el profesor Minkang Zhou, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, socio fundador y miembro ejecutivo de la dirección de ESADE China Club. 
En mayo de este año me acompañó a China el responsable de una empresa española de implantes dentales. Fue un viaje muy fructífero. Tuvimos varios contactos empresariales y lograron la certificación de su producto en Shanghai en un mes, así como un proyecto sólido de comercialización en dicha provincia, que en breve los hará líderes de ventas allí. 
Tengo un gran proyecto en marcha: con el know how español y el capital chino, deseo contribuir a crear una gran fábrica de implantes dentales en China para su comercialización exclusiva en este país, que es casi virgen y de unas dimensiones incalculables. Pensemos que en 2013 se colocaron en España unos 700.000 implantes dentales y en toda China 200.000. Hay varias empresas españolas que son buenos candidatos y tienen ilusión por este proyecto. Un objetivo del actual Gobierno chino es fomentar el mercado interior chino y reducir la importación de productos occidentales.
Por otra parte, tengo previsto inaugurar en Shanghai, en enero de 2015, una clínica privada de tres plantas, denominada Furelos Angel Clinic, dedicada a la odontología y al tratamiento con implantes dentales. Es un proyecto independiente de la actividad en la sanidad pública, pero también fascinante. 
¿Espera usted que su labor pionera en China al mando de un servicio hospitalario sea continuada por otros profesionales españoles?
Soy consciente de que esto sólo supone la apertura de una puerta que ya no se podrá cerrar. Las dimensiones de China pueden dar lugar a una fluida colaboración entre cientos de profesionales chinos y españoles. Para ellos es un orgullo tener contacto directo con occidentales, algo que ocurrirá a la inversa en breve.
Además de su trabajo hospitalario, usted también está implicado en labores humanitarias en China. ¿En qué consisten exactamente?
Estas labores me producen una satisfacción especial, indefinible. Llevo años trabajando en África, en Senegal y Mauritania, pero el terrorismo islamista hace que esta colaboración sea cada vez más arriesgada. Incluso, aconsejado por autoridades diplomáticas españolas, he tenido que abandonarlas temporalmente.
El Shanghai Pudong Charity Hospital es un hospital público en el sentido ortodoxo. En él se atiende a un gran número de pacientes de la forma habitual. Pero de forma peculiar está asociado a una fundación: Shanghai Angel Pudong Foundation, que obtiene fondos privados de diversos organismos y empresas, que se emplean en las acciones solidarias: tarjetas médicas de cien euros, donativos de medicamentos, etcétera. Toda esta actividad se hace fuera del horario habitual de atención a pacientes del sistema público, que es invariable.
En mayo de 2014 hicimos revisiones orales a niños de entre cinco y diez años en escuelas de inmigrantes en los alrededores de Shanghai, para un posterior tratamiento gratuito en el Shanghai Pudong Charity Hospital.
En septiembre de este año fuimos a la provincia de Guinzhou, una región montañosa del centro de China que está a unos 1.800 kilómetros de Shanghai. Llevamos medicamentos por valor de varios miles de euros y durante unas agotadoras jornadas los jefes del cuadro médico del hospital pasamos consultas a cientos de pacientes.

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